Extraído y traducido de “Sensing and Knowing: the awareness-consciousness continuum as gestalt therapy takes another phenomenological turn,” (en prensa).
Estamos siempre traduciendo la experiencia. El proceso de desarrollo de la comprensión, de saber quién, cómo y dónde estamos, qué hay, ha habido o habrá, qué deseamos y qué tememos… todas estas cosas y más se fundamentan en el propio flujo fundamental de la experiencia. En ese sentido, traducimos la experiencia en experiencia nuestra conforme nos involucramos y “hacemos” la experiencia. Las palabras que elijo conforme escribo esto, las palabras que elija el traductor de esta revista, y cómo entienda el lector lo que lee, son formas de algún tipo de traducción, en el sentido más laxo del término. Comprender es traducir.
Es más, al escribir este artículo en inglés, escribo desde la hegemonía asumida de una terapia gestalt en lengua inglesa. Nuestros fundadores articularon sus pensamientos en inglés. Nuestras ideas fueron expresadas en inglés. La primera generación de formadores en terapia gestalt enseñaron en inglés. Esto, por supuesto, ya no es así. La terapia gestalt es una modalidad internacional que se practica y enseña, que se desarrolla, y sobre la que se escribe en todos los continentes y en muchas lenguas. De hecho, la lengua inglesa probablemente representa una minoría. Aún así, nuestros textos fundamentales u originales están escritos en inglés y se citan como autoridad. La hegemonía de la terapia gestalt anglófona es poderosa. El PHG en inglés está traducido cuidadosamente; muchas palabras inglesas se toman como cargadas de autoridad. Sus traducciones suelen considerarse secundarias o intentos bien intencionados de captar lo que los fundadores descubrieron/inventaron, como si la terapia gestalt perteneciera al inglés. Es esto un sinsentido evidente. ¿Qué pasaría si invirtiéramos el proceso y consideráramos que las que tienen autoridad son las traducciones a partir del inglés? Vale la pena reflexionar sobre esto.
La autoridad de cualquier texto reside en la potencia de las ideas que presenta, no en las palabras mismas. Es nuestra labor hermenéutica el desafiar los textos para sacar de ellos siempre nuevos significados en nuestras interpretaciones. La terapia gestalt es una terapia de la experiencia. Nuestras palabras son siempre maneras en las que interpretamos la experiencia. Inevitablemente, nuestro lenguaje nos hace dar un paso atrás separándonos de la experiencia inmediata, aunque cada uno de esos pasos es en sí una experiencia. Mediante el compromiso hermenéutico volvemos a la experiencia y nos incluimos en el proceso. Un enfoque hermenéutico es por tanto un enfoque pleno de contacto. Pero requiere un compromiso con las ideas, los textos, las traducciones; y requiere siempre saber, de forma crítica, que la autoridad proviene de la experiencia misma, de la plenitud de contacto de nuestras palabras, etc.
Por tanto, esto no es un ejercicio de semántica, de corrección de palabras o sustitución de vocablos. Los términos mediante los cuales comprendemos fenomenológica y clínicamente la experiencia reflejan nuestras suposiciones subyacentes sobre lo que significa ser seres humanos que trabajan con otros seres humanos –con la naturaleza misma de la cualidad de ser persona. Estos términos nos acercan unos pasos a las experiencias de nuestra humanidad, y nos alejan de las distancias que ponen los significados heredados y asumidos, o las abstracciones no cuestionadas. Por tanto, ofrezco aquí distinciones de la experiencia que están articuladas en inglés, y aún así experimentables por cualquiera.”